El gobierno de Estados Unidos añadió este martes a unas 70 empresas chinas en su lista negra de exportaciones, una medida que busca limitar el acceso de Beijing a tecnología estadounidense clave en áreas estratégicas como inteligencia artificial (IA), computación cuántica y desarrollo de armas hipersónicas, según un comunicado de la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio.
En total, 80 entidades de China, Emiratos Árabes Unidos, Sudáfrica, Irán y Taiwán fueron incorporadas a la lista por realizar “actividades contrarias a la seguridad nacional y política exterior” de EE. UU. De estas, aproximadamente 70 tienen sede en China. Once están vinculadas al desarrollo de IA avanzada y semiconductores, mientras que otras 27 fueron señaladas por intentar adquirir componentes estadounidenses para modernizar el Ejército chino.
El Departamento de Comercio afirmó que el objetivo de las restricciones es “limitar la capacidad del Partido Comunista de China para desarrollar tecnologías de computación a exaescala y cuánticas con fines militares”, así como frenar su programa de armas hipersónicas, considerado una amenaza para la seguridad nacional.
Impacto inmediato
La inclusión en la lista implica que las empresas estadounidenses no podrán vender tecnología, software o componentes a las firmas sancionadas sin una licencia gubernamental, que suele denegarse por defecto. Esto afectará especialmente a sectores que dependen de piezas de alta precisión, como semiconductores y sistemas de IA.
Contexto de tensión tecnológica
La medida se enmarca en la escalada de la guerra comercial y tecnológica entre Washington y Beijing, intensificada tras las últimas tarifas arancelarias impuestas por la administración Trump. China ha respondido con sanciones similares y acelerando su autonomía tecnológica, como el reciente lanzamiento de DeepSeek, un modelo de IA de código abierto con potencial estratégico.
Advertencia de China
En un discurso durante el Foro de Desarrollo de China, el primer ministro Li Qiang advirtió que el país está preparado para “impactos por encima de las expectativas”, en alusión a una posible escalada de tensiones con EE. UU. Además, reiteró que el Banco Popular de China podría reducir tasas de interés y reservas bancarias para estimular la economía, afectada por la caída de inversión extranjera en 2023.
La visita del senador republicano Steve Daines —aliado de Trump y primer alto legislador estadounidense en viajar a China bajo esta administración— añade un componente diplomático al escenario, aunque sin señales de distensión inmediata.
Fondo estratégico
Las restricciones reflejan la estrategia de EE. UU. para contener el avance chino en tecnologías críticas, en un pulso que definirá la hegemonía global en las próximas décadas. Mientras Beijing promueve su autosuficiencia, Washington endurece el cerco con un mensaje claro: la seguridad nacional prevalece sobre el comercio.